Descripción
Descripción
La fisura entra por las manos es un sangrado, una curación, una garganta quemada por una voz que no se avergüenza de ser demasiado aguda, una explicación. Es desmontar la casa de la infancia y trazar un mapa de desconchones y culpar y amar a la vez; es una afirmación salvaje y una reclamación de lo salvaje como deuda: conocer dónde absorbimos nuestra herida no sirve para curarnos la herida, sino para nombrar por fin la herida y regodearnos en sus costras y arrastrarnos por el piso porque somos dueñas y podemos.
Autoría
Patricia Figuero Correa